Un rayo de esperanza
Mientras estaba sentada con mi café, la tranquilidad del entorno me dio un atisbo de esperanza que no había sentido en semanas. ¿Era éste el final del caos? No estaba convencida, pero el silencio me daba esperanzas de que las cosas mejorarían. La propiedad estaba en calma, sin ninguna concentración de coches a la vista. Sentí como si por fin pudiera respirar. Quizá por fin se ha corrido la voz sobre el respeto a la tierra de los agricultores.

Un rayo de esperanza
Reconocer coches familiares
Mientras disfrutaba de la paz, me ocurrió algo inesperado. Descubrí que cada fin de semana aparecían los mismos coches. Antes había pasado por alto este detalle, pero ahora era tan evidente como el día. No eran automóviles cualesquiera; seguían un horario establecido, dejando grupos para los actos vecinos. Parece que hay algo más detrás de estas bajadas de aspecto inocente.

Reconocer coches familiares