Enfrentarse a Joan
Más tarde, vi a Joan en el mercado agrícola. Le dije: “Joan, tenemos que hablar”, con la esperanza de pillarla desprevenida. Parecía sorprendida, pero asintió. Tras algunos intercambios incómodos, confesó. “Sólo estoy ayudando a alguien. “Un conocido me pidió un favor: aparcar el coche mientras asistían a unos festivales cercanos”, explicó. Su explicación sonó superficial, lo que me hizo ser aún más escéptico.

Enfrentarse a Juana
La granjera decidida
Su explicación poco clara no me sentó bien. Salí del mercado con determinación. Se acabaron las evasivas; iba a llegar al fondo de este extraño asunto del aparcamiento. Alguien tenía que estar detrás de esta descortés intrusión. No podía seguir viendo cómo se abusaba de mi tierra. Era hora de unir los puntos y descubrir al genio.

El Agricultor Decidido