Lluvia de ideas
James y yo pasamos horas barajando ideas, pero ninguna parecía infalible. ¿Y si cavábamos un foso? ¿O tal vez un espantapájaros? Ofreció James con una risita. Aunque a los dos nos hizo gracia la idea de las defensas medievales o los espantapájaros agrícolas, me di cuenta de que necesitábamos algo más realista. Nuestra sesión de lluvia de ideas era más bien para desahogarnos, pero era evidente que necesitábamos una estrategia sólida.

Problemas de la lluvia de ideas
Max el Toro
James recordó algo al instante. ¿Y el viejo Max? Dijo: “¡Mi toro sería un excelente guardián!” Sus ojos se iluminaron con una idea descabellada que podría funcionar. La idea de un toro vagando por donde normalmente aparcan los coches era tan divertida como ingeniosa. Los dos nos reímos de la idea, pero en el fondo nos dimos cuenta de que podía ser la solución que estábamos buscando.

Max el toro